Junio 22, 2021

Los 5 Principios pueden ayudar a la crianza durante la pandemia

Uno de los desafíos al que nos ha enfrentado la pandemia es la crianza de niños y niñas en confinamiento. Esta labor que madres, padres y cuidadores realizan a diario, es una situación nueva que, sumada a las tareas del hogar, el teletrabajo y/o carga académica, generan estrés y emociones que debemos aprender a reconocer y manejar.

Fernanda Núñez, mamá de Alonso de 3 años, comenta desde su casa en San Miguel: “Ha sido difícil, ya que hemos tenido que compatibilizar responsabilidades laborales y académicas, el cuidado de los niños y las labores domésticas. Ya no contamos con ayuda externa y a veces las exigencias escolares del hermano mayor han ido en desmedro de Alonso. También lidiamos con su ansiedad. Fue difícil lograr que entendiera que ya no podíamos bajar al parque, ni ir a comprar, mucho menos visitar a sus abuelos”.

Por otra parte, Sebastián Salinas, padre de Maximiliano de 4 meses, también de la comuna de San Miguel, indica que “principalmente el sentir que cada día es una repetición casi exacta del anterior, termina por generar desgaste, cansancio mental y emocional mayor que en épocas normales. A esto, se suma la poca interacción con otras personas de la familia que podrían colaborar. Es en la noche cuando el cansancio se acumula más y hay situaciones con el niño quizás generan un estrés que en condiciones normales no sería tan alto”.

Andrea Soto, educadora de párvulos con experiencia en formación inicial de Fundación Chile, entrega algunas pistas para aplicar en situaciones de confinamiento con niños y niñas en sus diferentes etapas de crecimiento, desde el nacimiento hasta los 3 años, aplicando los 5 Principios para generar ambientes más efectivos para sobrellevar el día a día con cariño y alegría.

Pensando en niños y niñas de hasta 3 años. ¿Cuál es la base para crear una rutina positiva en el hogar durante la pandemia utilizando los 5 Principios?

El Principio 1, Dale todo el amor y controla el estrés es uno de los principios fundamentales a la hora de pensar en una rutina positiva. Establecer rutinas diarias ayuda a los adultos, niños y niñas a reducir la incertidumbre y aumentan la sensación de tranquilidad, eso ayuda a disminuir el estrés.   Durante este periodo es recomendable planificar y mantener horarios para despertar, dormir, comer y hábitos de higiene ajustándose a otras actividades como mirar cuentos, momentos de juego libre, ver televisión u otras actividades que establecen un clima de bienestar. Es comprensible que hay días que se puedan modificar algunos horarios, considerando que padres o cuidadores tienen varias responsabilidades, pero horarios relativamente estables ayudan a enfrentar el día de mejor forma y disminuir la incertidumbre.

En distintos momentos del día se pueden realizar acciones o consejos presentados en los 5 Principios, por ejemplo, durante la preparación de las comidas puedes aplicar consejos del Principio 2, al mencionar los nombres de las frutas, verduras y diferentes objetos de la cocina. Antes de dormir o durante el día pueden compartir cuentos, inventar historias, siguiendo los consejos del Principio 5, así como es fundamental durante varios momentos del día promover y crear espacios para moverse y jugar, aplicando algunas acciones del Principio 4: exploren mediante el juego y el movimiento. Este último principio es fundamental para ayudar a las familias a potenciar el juego y la creatividad, abandonando el uso de Tablet u otras pantallas, ya que no es recomendable que los niños y niñas permanezcan gran parte del día sin moverse y solo observando pantallas digitales.

¿Qué criterios son relevantes a considerar en relación con las diferentes etapas de la primera infancia?

Los niños entre el nacimiento y el año de vida están en una etapa de descubrimiento y exploración de distintos objetos y juguetes se interesan por diferentes texturas, tamaños y colores, es fundamental ofrecer diversos objetos para potenciar su exploración sensorial. A su vez necesitan la cercanía, afectos y respuesta oportuna de sus padres o cuidadores. Un adulto presente que se conecte con sus emociones, que explore y comparta sus descubrimientos, respondiendo de forma oportuna a sus necesidades de alimentación, sueño e higiene. Las necesidades básicas y emocionales requieren de un equilibrio, por ejemplo: si un adulto está alimentando a un bebé, y al mismo tiempo está mirando la televisión o el celular, no está realmente presente. Solo está alimentado, no está conectado con las emociones, en ese caso no hay un equilibro, no se potencia el lenguaje o las expresiones. Las rutinas de alimentación y muda son una oportunidad de conectar y potenciar el desarrollo del niño o niña.

¿Y a partir del año de vida, qué debemos tener presente?

Entre el año y los dos años aproximadamente los niños y niñas se desplazan de forma más autónoma, gatean y se perfecciona la marcha, este logro les permite explorar de forma más activa, requieren de espacios seguros y amplios. Es vital reorganizar la casa pensando en los pequeños, un ejercicio que pueden hacer los padres es ubicarse al nivel de sus hijos y observar cómo se ve la casa desde esa altura, qué objetos están a su alcance y pueden ser arriesgados y que espacio son un obstáculo para el juego. En esta etapa comienzan a trasladar objetos, disfrutan de lanzar y arrastrar cajas, muebles, etc. Ofrecer objetos para realizar esas acciones permitirá que perfeccionen movimientos, y potencien su desarrollo de forma segura. En cuanto a sus rutinas, los niños y niñas  progresivamente asumen tareas como trasladar vasos o platos al momento de comer, muchos solo duermen la siesta por la tarde, lo que implica que están muy activos durante la mañana. La rutina dependerá de la autonomía alcanzada y de los ritmos de cada familia.

¿Y los niños de dos a tres años?

Entre los dos y tres años, los intereses son más diversos y dependen mucho de cada niño o niña, sus juegos son reflejo de sus experiencias y necesidades, podemos ver a niños profundamente interesados en construir usando diversos objetos y otros que se interesan por rompecabezas o simulan cocinar o ser superhéroes. En esta etapa la clave es observar los intereses de los niños/as, ofrecer diversos espacios y recursos para potenciar su juego.  Al igual que en la etapa anterior, participan de muchos más momentos estables con las familias, los horarios son relativamente similares a los de los adultos, por ejemplo, pueden almorzar juntos o cenar. Las rutinas no deben perder de vista la importancia de los periodos de alimentación, sueño e higiene, así como espacios de recreación, lectura, entre otros.

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